furry

Lucas

El año pasado se acercó al estudio mi querida Mel a visitarme cámara en mano. Y documentó como sólo ella sabe hacerlo mis días en el taller con Lucas. 

Conocí a Lucas en Monte Xalo. Solía ir a montar a caballo con mi vecino aquella temporada a una granja de ovejas que tenía dos preciosos caballos blancos. A la vuelta de la trotada dábamos manzanas y paja al resto de inquilinos de los establos. En la última cuadra, al fondo, estaba Lucas, tan lindo como triste. Ese bonito pelo largo de peluche gigante que tiene necesitaba con urgencia sanearlo, y su corazón una inyección de atenciones. En pocas visitas me había enamorado de él y un buen día estábamos caminando juntos hacia casa. 

De esto hace ya mucho tiempo, hemos pasado media vida juntos. Baja a saludarme en cuanto llego, y como soy un despiste, él y todos mis bichos han aprendido a pedirme lo que necesitan si se me olvida. Le gusta pasar las tardes con la cabeza asomando al estudio, creo que le gusta escuchar mi música mientras trabajo. 

 

Last year my beloved Mel came to visit me with her camera. As result she shot, as only she knows, my studio days with Lucas. 

I met Lucas in Monte Xalo. I used to ride two beautiful white horses there, in a sheep farm, with my neighbor. Every day when we came back to the farm, we gave apples and grass straw to all inhabitant in the stables. In the farthest box was living Lucas, as cute as sad. That beautiful furry hair needed urgently be groomed and his heart a big dose of hugs. In a few days I was totally in love with him and one day we were walking together home.

There is long time ago, we spent half of our life together. He is allways at the door saying hello when I arrive home. I am very loose, so him and all my animals had to learn how to tell me if they need something if I forget. He likes to spend afternoons very close to my studio, sticking his head inside the window, I think he likes listen to my music while I am working.

 

Photos  by Helm and Anchor